Entre el verte y no verte
conocí a alguien maravillosa
que tenía más capítulos en su libro abierto
de los que enseñaba al ávido lector
y :
No pasa nada.
Es difícil de olvidar la historia del narval,
de la doble intención
y de una lectura de pensamiento que
de ser un poco más inocente
habría pensado que era real.
Desgraciadamente la vida enseña a saber...
Y por eso no hubieron besos, ni brillo,
ni más anécdotas dignos de hacerme enloquecer,
de honrar a un mapa parisino,
de dejarse llevar.
Los eclipses duran poco.
Ese es el caso de este duelo tan confuso
entre
tu luz y oscuridad.
Por el olor de cloro y calamidad
en los lunes de euforia que afectó el vino,
Uli
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