Tal vez no te acuerdes...
Pero hemos caminado..
Se ve cuando te lavas los pies..
No los miras tanto, para que no te lo recuerden..
Si empezaran a hablar.. tendrías que sentarte
y escuchar..
Y todos sabemos que cuando nos sentamos
en las regaderas, nos termina dando frío.
Estuvimos una vez perdidos en París
aunque se lea tan trillado...
Y nos burlamos de la Torre Eiffel
mientras comíamos un croissant.
Vivimos en Auvers
platicando con un pintor de barba roja
y ojos tristes..
Para luego caminar por Madrid
antes de que todo fuera gris
con olor a dictadura..
Luego en Roma fue
cuando cortaste una rosa
y la pusiste en mi pelo..
Te ví raro..
Contestaste: jamás te verás feo..
Nadamos un rato en el Ganges
cuando aún era cristalino
fue hace ya muchos años..
más añejos que el más guardado de los vinos..
A veces te ries y no sabes porque..
Conozco perfecto la risa que en esta vida
no se ni como es..
Pero eso tiene una historia..
Sucedió en Japón..
Una tarde con hambre..
En una aldea desconocida donde ya nadie existe..
Que pensaron que eras una de los suyos
Y no querían dejarte salir..
Te reíste tanto y tan profundo
Que convenciste sin palabras
que eras diferente..
Yo ya lo sabía.. desde que nací.
Nunca te gustó caminar descalza en la arena
te quemaba los pies..
Por eso te cargaba
hasta el atardecer..
Esto lo tengo que caminar decias
en voz baja, para no espantar a las nubes..
Todo tiene que caer, pensabas..
Siempre después de las 6 pude leer tus pensamientos..
Ahora todo está tan lejos,
y hay noches antes de irme a dormir solo..
Que no entiendo donde quedó todo lo que no está..
Lástima que a veces cuando te llamo
no me contestas el teléfono..
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