viernes, 28 de mayo de 2010

Como un amigo en Yucatán

El reloj de arena se recargaba a la orilla de una playa
donde se supone que flotando alguien se emocionó...
Iba deslizándose su contenido .. el vidrio roto reflejaba al sol
asesino para el presente, ileso para el pasado
en los hombros con pecas de una de los involucrados.
Ya no vestía de rojo en la memoria,
ni de perico en forma de tela..
Las huellas sobre el tapete blanco iban marcando un trayecto
de continente a continente
primero para uno
luego para el otro
siendo la confusión lo único estático en el panorama...
Hubo un tiempo que fue diferente
ambos coincidían...
Cuando eran demasiado jóvenes para poder lograr objetivos,
creciendo nunca se entiende nada...
Y entenderse en medio de tanto cambio siempre resultaba difícil..
Aún así.. cada que la veía a los ojos quería proyectarle lo mismo:
Lo intentamos..
Ya llegará el día pensaba pateando piedras a la nada..
Siempre fue fácil entenderse... la fantasía en el cine no era necesaria..
Tampoco hubo necesidad de construcciones falsas..
Ni de fechas de caducidad...
El tiempo de la magia... dura más que lo que tarda una lasaña en hacerse.
El cristal que alguna vez cubrió ese reloj.. se ha perdido en esa misma playa
donde alguna vez se juraron su amor..
Con un seno descubierto en paralelo a un corazon desatado.
Regresaron como amigos..
Se fueron como extraños..
Años después... parece ser demasiado tarde...
Quedan pláticas al techo y risas que no van a ninguna parte...
Es lo que hay dicen en su nuevo país..
Reías a mi lado y yo.. fui feliz.

1 comentario:

Raisa Pérez dijo...

Excelente!
Me dejaste sin aliento, y explicaste con lujo de detalle lo que siento y por las situaciones que atravesé!

=) Le diste al clavo con todo, TODO!!

Un abrazo, desde Yucatán!